La escritora y traductora Menchu Gutiérrez ha asegurado esta semana que cree en una literatura «que me mueva y me conmueva, y sea capaz de mover y cr al otro», en contra de la literatura «como mero entretenimiento», algo que, no obstante, considera «lícito, saludable y beneficioso» en determinados momentos de la vida.   

Así, ha asegurado que a ella no le gusta «para nada introducir la moral ni en la lectura ni en la escritura», lo que no quiere decir que sea «amoral ni inmoral»

Asimismo, ha comentado que hay personas que entienden la escritura o la música como una manera de «huir de los problemas».  «También es saludable hacer ese ejercicio», ha defendido, en referencia a su opinión vertida durante una de las clases del seminario, cuando ha asegurado que «escribir sobre cosas terribles también está muy bien», en respuesta a una persona que ha asistido a este seminario y que no quería leer un texto escrito por ella misma porque lo consideraba «terrible». Del mismo modo, Gutiérrez ha comentado que los escritores asisten «al drama» de los flujos migratorios y «éxodos tremendos»  que vive la Humanidad hoy en día, por ejemplo en países como Siria y lo reflejan «de una manera o de otra», en alusión a dos tipos de escritores.   

Por un lado, se ha referido a los realistas, que «necesitan de esa realidad inmediata para crear, utilizan lo que ven frente a sus casas o leen en la prensa».   

Por otro lado, ha mencionado a quienes «parece que se alejan», pero «sin embargo no pueden escapar tampoco de esa realidad, que siempre les alcanza», de tal forma que, según ha añadido, «tal vez no de forma tan directa, pero siguen escribiendo» sobre la realidad que ven.   

En este sentido, se ha referido al escritor Franz Kafka, quien «aparentemente no está describiendo la realidad que le rodea y sin embargo hasta hoy en día resuenan todos sus textos, que eran en cierto sentido premonitorios de lo que iba a suceder en el lugar en que vivía». «Era casi un chamán, un oráculo«, ha asegurado.

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