En la mayoría de los casos, los edificios no están preparados para facilitar el acceso a personas con movilidad reducida o discapacidad. A menudo, la entrada al portal o a las zonas comunes se convierte en una difícil tarea, sobre todo para aquellos que lo hacen en silla de ruedas, con muletas o bastón.

De hecho, el estudio “La accesibilidad en las viviendas de España” elaborado por la Fundación Mutua de Propietarios en colaboración con la Cátedra UNESCO de Vivienda de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, revela que sólo un 0,6% de los edificios de viviendas españolas cumplen los criterios de accesibilidad universal para personas con movilidad reducida o discapacidad.

La decisión de abordar obras en materia de accesibilidad, tanto en una vivienda unifamiliar como en edificios comunitarios es compleja, principalmente por su elevado coste y por la necesidad de establecer un acuerdo entre la mayoría de los vecinos. La entrada en vigor de la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su Inclusión Social (LGPD) ha potenciado la supresión de barreras arquitectónicas y ha incentivado las ayudas a la adaptación y actualización de los edificios. Además, son muchos los municipios y comunidades autónomas que ofrecen financiación para la rehabilitación. En función de la localidad donde se encuentre el edificio y el tipo de intervención a realizar, la cuantía puede variar entre un 10% y un 50%.

Existen empresas como SENSEDI expertas en la evaluación del estado y necesidades del edificio que favorecen la tramitación de ayudas y subvenciones para su rehabilitación. Al hablar de la mejora en la accesibilidad de los edificios lo primero en lo que pensamos es en la instalación de rampas y ascensores, pero hay muchas más. ¿Cuáles son los principales elementos de mejora en materia de accesibilidad?

  • La instalación de ascensores, salvaescaleras, rampas u otros dispositivos, incluyendo aquellos adaptados a las necesidades de personas con discapacidad sensorial.
  • La dotación de productos de apoyo tales como elevadores o aparatos análogos que permitan el acceso y uso por parte de las personas con discapacidad a elementos comunes del interior y exterior del edificio, como portales, jardines, zonas deportivas, y piscinas, entre otros.
  • La disposición de módulos de información o de aviso como señales luminosas o acústicas que permitan la orientación en el uso de escaleras y ascensores.
  • La instalación de mecanismos electrónicos de comunicación entre las viviendas y el exterior, como videoporteros y similares.

En definitiva, todo un conjunto de actuaciones que mejoran la calidad de vida de los residentes y aportan valor a las propiedades.

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