Los primeros ojos rasgados
El Diario Montanes
A finales de los sesenta, Santander no estaba acostumbrada a los ojos rasgados. Por eso, muchos se paraban por la calle para ver al «chino». «Me lo llamaban muchas veces. Todavía alguno con mala lengua…». Fue cosa de tiempo y de respeto. Porque la

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