El consejero de Cultura, Ramón Ruiz, ha visitado la ‘Casa de las Doñas’, conjunto etnográfico ubicado en Enterrías (Vega de Liébana) que recrea una hacienda de la pequeña aristocracia campesina, y futuro museo etnográfico lebaniego.
La asociación ‘Hábitat, Terrazgo y Monte’ gestiona su puesta en valor con visitas guiadas y da pasos para convertirla en centro museístico, informa el Gobierno de Cantabria.
El consejero ha estado acompañado por la directora general de Cultura, Marina Bolado, y el alcalde de Vega de Liébana, Gregorio Alonso. Francisco Gutiérrez, en representación de la citada asociación, y Eva Bolado, propietaria de ‘la ‘Casa de las Doñas’, han explicado los contenidos de la que declarada en 2004 «primera colección museográfica privada».
El recorrido por sus instalaciones implica un viaje en el tiempo, de gran valor para conocer el pasado de Liébana. «Falta muy poco para dar el salto a museo», han señalado, que han añadido su intención de programar actos culturales de cara al Año Jubilar Lebaniego.
De hecho, en los cinco años que lleva abierto al público, la ‘Casa de las Doñas’ ha acogido recitales poéticos, presentaciones de libros y representaciones teatrales en la zona llamada la ‘galvareta’. En su interior se atesora gran parte del ajuar, los utensilios, los aperos, las herramientas y el mobiliario de los que se fueron dotando las familias aldeanas durante centurias.
La ‘Casa de las Doñas’ fue, durante buena parte del pasado siglo XX, la vivienda de Don Tomás Díez, secretario del Ayuntamiento de Vega de Liébana. Tras su muerte, el gracejo popular la rebautizó en alusión a sus moradoras, la viuda del propietario y sus hermanas.
La recuperación de este conjunto etnográfico tiene mucho que ver con la Escuela Taller de Liébana. La casa, que estuvo 30 años cerrada, fue reformada en 1890 y 1933, y contiene publicaciones de la primera mitad del siglo XX y una biblioteca con ejemplares que se remontan al siglo XVII. Cuenta con pajar, socarreña y huerta, mientras que la vivienda distribuye en tres plantas sus habitaciones, salones, cocina, despacho y salón principal, entre otras dependencias.
Desde el punto de vista arquitectónico la casa remonta sus orígenes, probablemente, al siglo XVII, y constituye un buen ejemplo del modelo de casa de labranza típica lebaniega, construida con los materiales que ofrece el entorno, la piedra y la madera, y plenamente integrada en su medio natural.