El Club Rotary de Torrelavega ha dado a conocer los ganadores del XVIII Certamen de Relato Corto ‘Gabino Teira’, dirigido a jóvenes entre 12 y 20 años y al que se han presentado un centenar de relatos.   

El acto ha contado con la presencia del alcalde, José Manuel Cruz Viadero, del presidente del Club Rotario de Torrelavega, Julio Fernández, y representantes de la junta directiva. El regidor ha destacado que es un concurso «consolidado y de gran prestigio» que supone una «oportunidad única» para los jóvenes que quieren iniciarse en la creación literaria.  

Por su parte, el presidente del jurado, Luis Alberto Salcines, ha sido el encargado de dar a conocer los ganadores en cada una de las tres categorías. En el grupo de 12 y 13 años, con 51 trabajos presentados, el ganador ha sido Adrián Yactayo López, de Santander, con el relato ‘El árbol solitario’, mientras el segundo premio ha recaído en Martín Alonso también de Santander, con su trabajo ‘Hace unos cuantos años’. 

En la categoría de 14 y 15 años, con 24 relatos, el primer premio ha sido para Alba Fernández, de Reinosa, con ‘Diario de París’, y el segundo premio para Pilar Carrera, de Parbayón, con ‘Mi diario: El Lazarillo’.   

En la categoría de 16 a 20 años, con 25 trabajos presentados, el ganador ha sido Fernando Frías, de Santander, con ‘Los grises’, y el segundo premio ha recaído en Sara Saiz también de Santander con ‘Leyendo en el tren’.   

La temática predominante ha sido «lo onírico y los sueños y la muerte», los territorios literarios han sido internacionales, y la «mayoría» de los protagonistas tienen nombre extranjero, mientras que los ambientes en los que discurren las historias son «el familiar y el escolar», ha explicado Salcines. Además son trabajos «extensos» lo que pone de manifiesto que «les gusta escribir y que lo hacen sin prisa, recreándose en el placer de escribir».   

Este premio surgió en 1999 para rendir homenaje a Gabino Teira, primer rotario que hubo en la ciudad y miembro del primer Club Rotario de Cantabria (el Club Rotary de Santander, en 1926), y de incentivar la actividad literaria y cultural entre los jóvenes de la región.

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