El Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC) ha recibido hoy dos puñales prehistóricos de cobre, cuyo valor, por escasos en el Norte de España, ha llevado a decidir la reapertura del yacimiento arqueológico del Collado de Las Llaves, en Peñarrubia, donde fueron encontrados de forma casual por un vecino.

Se trata de dos puñales de espigo, de unos 4.500 años de antigüedad, muy escasos el norte al norte del río Duero –donde están asociados a los vasos cuneiformes–, y de los que el MUPAC no tenía ningún ejemplar hasta ahora. Sí contaba con puñales prehistóricos anteriores, con muescas, y posteriores, de unos 2.000 años, que sustituyeron a los agujeros con remaches.

Pero entre ambos, faltaban en el Museo ejemplares de puñales de espigo, de los que solo hay uno en Asturias, otro en Vizcaya y «dos o tres» en Guipúzcoa.

El catedrático de la Universidad de Cantabria, Pablo Arias, responsable de los trabajos en la cueva de La Garma, será quien dirija la investigación de este hallazgo –tanto desde el punto de vista técnico o químico como de contexto histórico– y del yacimiento donde se encontraron.

Arias ha avanzado que los puñales podrían formar parte del ajuar funerario de un hombre rico, enterrado en el entorno de la necrópolis de Las Llaves –descubierta en 1992 por Gonzalo Gómez– puesto que este tipo de armas eran objetos caros.

En este sentido, el director de las Cuevas Prehistóricas de Cantabria, Roberto Ontañón, ha incidido en que el hallazgo fue una «sorpresa grata» porque en la región no había ninguna pieza de este tipo, y además no está descontextualizada por cuanto se ha encontrado en un yacimiento arqueológico que ya se daba por «expoliado» pero en el que, tras este descubrimiento, se retomarán las excavaciones.

 «La idea es volver al terreno porque creemos que puede haber objetos y se puede obtener más información arqueológica» que permita poner en valor el lugar, ha destacado.

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