Los parámetros de conservación de la cueva de Altamira «se mantienen estables» aunque persisten «problemáticas» ya conocidas, como la afección de la microbiología o la presencia de agua en la cueva que puede arrastrar pigmentos. Así lo ha explicado este martes la directora del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, Pilar Fatás, quien ha señalado que son problemas que «no son nuevos» sino que ya se conocen y están constatados desde 2012.
Ha explicado que son en estos problemas en los que más se está trabajando para intentar «minimizar» los riesgos que implican. En el próximo Patronato de Altamira, que aún no se conoce si se celebrará a finales de este año o principios del que viene, se presentará el último informe del Programa dde Investigación para la Conservación Preventiva y Régimen de Acceso de la Cueva de Altamira.
Fatás ha explicado que el programa se sigue implantando y la Comisión de Seguimiento se reúne periódicamente para examinar los avances que se producen en los protocolos que se van poniendo en marcha y que, por el momento, «no hay ninguna novedad» y los datos «prácticamente se mantienen» igual que los facilitados en el informe del último Patronato.
En esa última reunión, celebrada el 16 de febrero de 2016, el Patronato encomendó a la Comisión de Seguimiento del Plan de Conservación Preventiva de la cueva determinar en qué número y en qué condiciones se puede ampliar el número de visitantes que acceden a la cavidad original, en qué condiciones y con qué criterios.
El encargado de dirigir la elaboración de dicho informe será José María Ballester, que en el Patronato de febrero fue nombrado coordinador de la Comisión de Seguimiento del Plan.
Se trataba de determinar si en ellas podría tener encaje el acceso a la cueva de «visitas puntuales y muy excepcionales». Inicialmente, estaba previsto que dicho informe estuviera listo para la próxima reunión, esto es la que está pendiente de fijar fecha.
Está previsto que dicho informe también analizara nuevas modalidades de sorteo como, por ejemplo, a través de internet, para que personas de diferentes partes del mundo podrían optar a visitar la cueva y no sólo quienes acuden al museo y participan en el sorteo que se celebra una vez a la semana.