La Colección Norte vuelve a la Biblioteca Central con la muestra ‘Valgo mi peso en oro’, que confronta distintas perspectivas sobre el cuerpo a través de una veintena de obras de distintas disciplinas (pintura, dibujo, fotografía, escultura e instalación) que recorren dos décadas, desde 1990 a 2010.

La muestra, que puede verse en la sala de exposiciones Concepción Arenal del Archivo Histórico Provincial, está organizada por la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria y comisariada por Marta Mantecón, y reúne a artistas de diferentes generaciones vinculados a Cantabria.

Entre ellos, figuran el Premio Nacional de Artes Plásticas Juan Navarro Baldeweg, Daniel Gutiérrez Adán, José Cobo, Concha García, José Luis Vicario, Fernando Navarro Vejo, Zaira Rasillo o el Equipo ACAI, formado por Laura Escallada, Laura Irizábal y Zaida Salazar.

Se han incluido también artistas de otros lugares de la geografía española, como Marina Nuñez, Soledad Córdoba, Ángeles Agrela, Laura Torrado, Jorge Galindo, Victoria Diehl y Amaya González Reyes, así como nombres de otras latitudes, en el caso de la serbia Marina Abramovic, la portuguesa oriunda de las Azores Sandra Rocha o el estadounidense Aaron Johnson.

La exposición plantea una reflexión sobre las implicaciones estéticas y políticas de la representación del cuerpo en la Colección Norte a través de una serie de piezas que abordan su materialidad desde un posicionamiento multidisciplinar, en un momento en que las nuevas formas de relación a distancia mediadas por la dependencia hacia las tecnologías digitales, ha vuelto obsoleta la noción de cuerpo.

La muestra se inicia cronológicamente con la escultura de 1990 ‘Ícaro visto bajo tierra’, de José Cobo, y llega hasta 2010, año en que fueron realizadas la pintura en formato de tondo ‘Bleeding Heart’, de Aaron Johnson, o la fotografía ‘Bed’, de Sandra Rocha.

Según explica el Gobierno en nota de prensa, la representación del cuerpo ha sido una constante en el arte a lo largo de toda su historia que nos ha proporcionado una imagen fehaciente del estado de una determinada cultura en cada momento.

Se trata, en suma, de hacer presente el cuerpo y situarlo de nuevo en escena como campo de batalla o dispositivo productor de enunciados, portador de un mensaje político e identitario que posibilita la construcción de una obra siempre inacabada.

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