La Biblioteca Central de Cantabria acoge durante este mes y hasta finales de junio una «singular y original» exposición con la que se puede realizar un viaje por la historia de España a través de juguetes hechos por los más destacados fabricantes del país, que revelan los cambios experimentados en la sociedad entre 1870 y 1970.

La muestra, conformada por unas 120 piezas seleccionadas de la colección privada Quiroga-Monte, compuesta por cerca de 2.000 objetos en total, se distribuye en una docena de vitrinas, en las que se pueden ver desde los objetos «más inasequibles y deslumbrantes», como la famosa muñeca Mariquita Pérez, que era «un lujo» –en los años de la posguerra española costaba 100 pesetas, «una locura» para la época– hasta modelos «más modestos», como camiones de madera, trenes de cuerda o muñecas ‘peponas’, pasando por grandes coches de hojalata o ferrocarriles eléctricos.

Todos ellos revelan cómo jugaban los niños de los siglos XIX y XX, en los que «cambia el mundo» y, también, los materiales y tecnologías que empleaban los fabricantes, que con los artículos lúdicos copiaban «lo que en la sociedad se hace y vive».

La propuesta expositiva, que se podrá visitar hasta el 25 de junio, ha sido presentada este miércoles por la directora general de Cultura del Gobierno de Cantabria, Eva Ranea, acompañada por los promotores de la misma y dueños de esta «maravillosa» colección: el matrimonio ovetense formado por José Antonio Quiroga, comisario de la muestra, y Covadonga Monte, gestora, que han destacado el «ingenio» de los fabricantes españoles de juguetes en un momento de «precariedad» de materias primas y máquinas.

Los coleccionistas, que han exhibido sus piezas en más de 80 exposiciones por toda España, recalan por primera vez en Cantabria con esta cita en la Biblioteca Central, con la que han aprovechado para hacer un guiño a dos efemérides: el 160 aniversario de la llegada del ferrocarril a la región y los 75 años que cumple la actual estación de tren de Santander, con la inclusión de locomotoras y máquinas entre los objetos que se exhiben.

En la exposición, en la que hay objetos gravados con el impuesto de lujo, también se pueden ver ejemplares de muñecas más pequeñas de lo habitual, de 30 centímetros de altura en vez de 45, que se fabricaban en tamaño más reducido para que los turistas las pudieran transportar en avión.

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