El Centro Universitario CIESE-Comillas acoge la muestra ‘Antonio Faci. El legado fotográfico de un indiano montañés‘ en la que se muestra un amplio fondo de imágenes que recogen una visión rica y variada del mundo en blanco y negro de principios del siglo XX, compuesto por paisajes del ámbito rural y urbano, monumentos, acontecimientos sociales, tipos humanos, modos de vida, así como escenas de la vida cotidiana y familiar del autor.
Hasta el 15 de octubre, el CIESE-Comillas acoge esta muestra en sus instalaciones fruto de la cesión del Aula de Patrimonio Cultural de la Universidad de Cantabria (UC), impulsor y promotor del proyecto de investigación, catalogación y recuperación de este fondo fotográfico realizado por Celestina Losada, doctora en Historia del Arte, entre 2009 y 2010.
La muestra, titulada ‘Antonio Faci. El legado fotográfico de un indiano montañés’, es solo una parte del extenso fondo fotográfico estudiado y catalogado por la comisaria de la exposición que, dada su magnitud, no es posible mostrar en su totalidad. Aunque la exposición recoge 66 de sus más de 1.500 fotografías, el archivo de Faci contiene también una colección de más de 200 cartes de visite muy interesantes por haber sido realizadas en estudios fotográficos de todos los rincones de España y que evidencian el gusto de los fotógrafos aficionados de la época por coleccionar este tipo de objetos gráficos.
La obra de Antonio Faci recoge fragmentos de vivencias en sus viajes por Europa y América que han quedado para siempre detenidos en los límites de cientos de negativos y placas de vidrio, al igual que momentos familiares o los acontecimientos de los que fue testigo directo, todo un mundo ya pasado, el que le tocó vivir y del que esta muestra nos hace partícipes», resume la comisaria y directora académica del Centro CIESE-Comillas, Celestina Losada.
Antonio Faci nace en Santander en el seno de una familia numerosa dedicada al comercio. En 1889, tras la muerte del cabeza de familia, emigra a México para trabajar en los negocios de su cuñado, Iñigo Noriega, aunque tardará poco en emprender sus propios negocios. Es en este país donde se aficiona a la fotografía y se convierte en una de sus pasiones.
De su estancia en México apenas se conservan media docena de fotografías y su periodo más productivo tuvo lugar entre los años 1917 y 1935, cuando el indiano montañés regresa a España, contrae matrimonio y establece su residencia en Santander, participando en ambientes intelectuales y muestra sus obras en los periódicos de la época.
Su amplia experiencia vital y su día a día con los acontecimientos de la época que le tocó vivir, convierten su obra gráfica en un excelente testimonio de la realidad de su tiempo.