El cantautor catalán Joan Manuel Serrat ha recibido el premio Beato de Liébana del Gobierno de Cantabria en la categoría de Cohesión Internacional, en un acto donde ha defendido que vivir «sólo vale la pena para querer y para que te quieran», lo que ha sido siempre su «mayor objetivo» en sus «quehaceres» y con sus relaciones más cercanas.

El artista ha recibido esta condecoración en la explanada del Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Camaleño), un lugar que ha descrito como «hermoso y mágico» y en el que, «fruto de algo tan simple y preciado como el amor y el cariño», hoy ha podido disfrutar de este homenaje con todos los asistentes, que le han ovacionado con un gran aplauso.

El autor de ‘Mediterráneo’ ha recogido el premio de manos del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, quien se ha mostrado «encantado» de que haya aceptado este galardón «importantísimo» que reconoce la figura del histórico monje lebaniego y que ahora convierte a Serrat en «embajador» de Cantabria.

«Cantabria te da las gracias porque nos prestigias el Premio Beato», ha dicho el presidente, quien ha asegurado que contar con Serrat como «embajador» supone para Cantabria un «espaldarazo» en su objetivo de abrirse al mundo y «poner de relieve todo lo que tenemos».

Y ha destacado que, con este reconocimiento, que el cantautor ha recogido a poco menos de un mes para la apertura de la Puerta del Perdón del Monasterio que marcará el comienzo de un nuevo Año Jubilar Lebaniego, Cantabria da las gracias a una «buena persona» y a un hombre «sencillo», que es el «antidivo» y al que «quiere todo el mundo».

Serrat, que ha estado estos días disfrutando de Cantabria, una tierra «hermosa y generosa», y de varios lugares que «incomprensiblemente» no había tenido la «fortuna» de visitar, se ha mostrado «encantado» de recoger el premio Beato «con los brazos abiertos» y con «gratitud», algo, ha dicho, «escaso en los tiempos que corren».

Sobre esa gratitud también ha subrayado el «privilegio» que ha sido para él poder dedicarse a lo que le hace «feliz» y que le ha llevado a obtener hoy esta distinción por su contribución a la cultura, y aunque está «encantado» con el «buen concepto» que Cantabria tiene de él, cree que «más que un mérito, es una bendición que a uno le pase esto» y pueda dedicarse a lo que le «da gasolina y energía para disfrutar de la vida».

En cuanto al segundo de los méritos que se le reconocen, la defensa de los valores cívicos y humanitarios, ha reivindicado que enfrentar la discriminación y la tolerancia, así como defender el pensamiento libre y plural, «no es otra cosa que actuar en defensa propia», y ha lamentado que algo «tan sencillo» no forme «parte de nuestro ADN y de nuestras relaciones cotidianas».

En este sentido, se ha acordado del chef José Andrés, reconocido también con el Premio Beato en el apartado de Entendimiento y Convivencia pero que no ha podido asistir a la ceremonia por motivos profesionales, de quien ha destacado su labor «solidaria» y «comprometida» con las causas que lo necesitan como el terremoto en Haití o la guerra en Ucrania.

«Gente buena en el mejor sentido de la palabra, gente necesaria que si no estuvieran esta sociedad debería inventarlos rápidamente si no quiere ser más miserable», ha añadido Serrat, quien se ha mostrado orgulloso de compartir este premio con amigos suyos como Manuel Gutiérrez Aragón, Silvio Rodríguez y Josep Borrell, que lo recibieron en ediciones anteriores, y se ha comprometido a volver a Cantabria con su familia «más asiduamente».

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